Paul Bley - Nothing to declare
RicRiq siempre me hablaba de Paul Bley durante mis visitas a la Kraftwerk con evidente entusiasmo y admiración, pero debido a esas lagunas en mis conocimientos musicales nunca había escuchado nada de él - o por lo menos no con la atención suficiente como para tener una opinión - así que cuando se me dió la gran oportunidad de ir a su santuario y elegir algunos discos de su maravillosa colección este fue uno de los elegidos; y es el primero del que voy a escribir algo de lo que me pasa con él.
Se trata de cuatro actos de divagación dirigida por caminos que solo él conoce de su penúltimo disco (2004), en donde se puede disfrutar de los intensos recovecos de un hombre dedicado toda una vida a su arte, tanto así que de sus manos salen pensamientos de la forma más natural así como nosotros los comunes mortales hablamos. Por supuesto que me recuerda a Keith Jarrett, aunque en realidad Paul Bley con bastante más edad (75 años) debe haber sido escuchado por Jarrett y no al revés sobre todo habiendo vivido a mismo tiempo en NYC durante algunos años (conclusiones mias leyendo la wikipedia), incluso con su estilo de susurrar la melodía mientras la toca claro que con una intensidad distinta, a la vez más simple y menos pretenciosa pero igualmente intensa y soñadora con bases en guiños a melodías alguna vez escuchadas, y ese sentir exquisito de que está sentado a mi lado y de repente duda hacia dónde dirigir su línea de pensamiento y existe un instante de silencio para de repente tomar un rumbo decidido hacia otro lugar, yendo y volviendo a las ideas iniciales en temas de 18, 15, 14 y 8 minutos de improvisación musical.
"Nothing to declare", nada para declarar, comenta en la carátula es para referirse a los espacios de aduana en que tras un viaje de retorno a casa se elige el camino con la luz verde para indicar que no se trae nada de valor cuando en realidad muchas veces lo más valioso de los viajes son las vivencias y los recuerdos tranformándo el acto de aduana en algo irónico, y claro, una buena alegoría de este disco en donde luego de escucharlo quedo con un tremendo regalo a cuestas. El tema que se escucha es el primero de nombre "Nothing to declare", y dura 18:39.
Gracias por el tremendo regalo RicRiq.
Y ya me dan ganas de escuchar su último disco salido el año pasado (2007).
Se trata de cuatro actos de divagación dirigida por caminos que solo él conoce de su penúltimo disco (2004), en donde se puede disfrutar de los intensos recovecos de un hombre dedicado toda una vida a su arte, tanto así que de sus manos salen pensamientos de la forma más natural así como nosotros los comunes mortales hablamos. Por supuesto que me recuerda a Keith Jarrett, aunque en realidad Paul Bley con bastante más edad (75 años) debe haber sido escuchado por Jarrett y no al revés sobre todo habiendo vivido a mismo tiempo en NYC durante algunos años (conclusiones mias leyendo la wikipedia), incluso con su estilo de susurrar la melodía mientras la toca claro que con una intensidad distinta, a la vez más simple y menos pretenciosa pero igualmente intensa y soñadora con bases en guiños a melodías alguna vez escuchadas, y ese sentir exquisito de que está sentado a mi lado y de repente duda hacia dónde dirigir su línea de pensamiento y existe un instante de silencio para de repente tomar un rumbo decidido hacia otro lugar, yendo y volviendo a las ideas iniciales en temas de 18, 15, 14 y 8 minutos de improvisación musical.
"Nothing to declare", nada para declarar, comenta en la carátula es para referirse a los espacios de aduana en que tras un viaje de retorno a casa se elige el camino con la luz verde para indicar que no se trae nada de valor cuando en realidad muchas veces lo más valioso de los viajes son las vivencias y los recuerdos tranformándo el acto de aduana en algo irónico, y claro, una buena alegoría de este disco en donde luego de escucharlo quedo con un tremendo regalo a cuestas. El tema que se escucha es el primero de nombre "Nothing to declare", y dura 18:39.
Gracias por el tremendo regalo RicRiq.
Y ya me dan ganas de escuchar su último disco salido el año pasado (2007).
2 comentarios:
Julio Martinich... mira tu donde nos fuimos a encontrar. En torno a Paul Bley. Muy acertadas tus impresiones acerca de la música pianística de Bley. Tienes facilidad para traducir en palabras la experiencia auditiva.
Un abrazo amigo desde Valdivia
mmmmmm muy bueno el artículo! :):):):):):)
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