sábado, marzo 25, 2006

Medeski, Martin & Wood - en vivo en el Teatro Oriente

Y anoche finalmente llegaron, los esperados, estos monstruos del downtown neoyorquino de los que ya he hablado 2 veces; y yo que cada vez que iba a NY buscaba y buscaba las listas de conciertos a ver si me tocaba algo de ellos por casualidad me encontraba ahí, aquí en la ciudad en que trabajo y vivo, y la larga espera del atraso inicial no hacía sino acrecentar mi ansiedad mientras veía satisfecho que el Teatro se llenaba, pues encontraba que sería horrible o penoso y hasta me daría verguenza que vinieran hasta nuestra lejana ciudad en nuestro lejano país y no fuera nadie. Pero vinieron, y estaba lleno, y estaba por comenzar.

Entraron y sin preámbulo comenzaron con los instrumentos acústicos, una especie de un-plugged que dicen que fueron sus verdaderos inicios, con John Medeski al costado derecho tocando el piano acústico de cola de espaldas al público, Chris Wood en el centro con su contrabajo tocado con las manos como corresponde a la tradición jazzística, y Billy Martin en batería al costado izquierdo mirando hacia el centro del escenario. No recuerdo con qué tema comenzaron, pero lo hicieron con todo y de inmediato no quedó duda de la potencia que había arriba. Ovación del primer tema y los consabidos gritos de placer del público en las partes álgidas, al final de los solos, etc.

Cambiaron sus instrumentos, y pasó Wood de contrabajo a bajo eléctrico y de vuelta al contrabajo punteado y con arco, tocando con un palito puesto sobre el puente para sacar unas extrañas melodías con el contrabajo irreconocible hasta que se le cayó y en un extraordinario acto de improvisación comenzó a darle zarpasos como león enfurecido sobre su presa, y cuando se le hacían cortas las cuerdas para la pasión le daba de palmadas al cuerpo, poseído sobre su instrumento, usando todos sus recursos, para satisfacción nuestra que no dejábamos de aplaudir cada intervención casi saltando de nuestras sillas.

Y Martin, que comenzó tan compuestito sobre su batería clásica mínima de los jazzistas, e inició primero un juego con una sarta de juguetes para niños, pitos incluídos y se sentó en el piso para juguetear con una serie de objetos metálicos tocdados como en un mini gamelán, tirando luego unos sobre otros para sacar extraños sonidos y hacernos sentir en medio de una selva salvaje en donde en cualquier momento nos podía atacar un animal salvaje, para pararse e ir a tocar sus platillos con sus baquetas no sólo como se hace comúnmente sino también tratando de usar todos los recursos sonoros de su instrumento, de todas maneras el más tranquilo del grupo, pero agradecido de cada una de sus intervenciones.

Y por último Medeski, que pasó de su piano acústico a su clásico sonido de órgano proveniente de un teclado Korg, u otro ¿Kurzweil?, y seguro, un piano eléctrico Fender Rhodes reconocible de inmediato excepto cuando le aplicaba las distorsiones correspondientes, y pasando a los osciladores de su sintetizador haciendo sonidos como de sintonizar una radio lejana en onda corta o trabajando como en el laboratorio del Dr. Mabuse, o precutiendo el piano como el mejor heredero de Cecil Taylor, o percutiendo el órgano dándole manotasos compitiéndo en percusión con Martin.

La música, pasando del caos a lo predecible, para respiro y algarabía de los participantes, que de inmediato pasábamos a añorar más caos, ojalá más desenfrenado, para luego desear la coherencia, que nos daban al paso de una seña entre ellos, ya sea con un corta línea melódica de Wood, o con un redoble de Martin, y otras muchas con líneas de teclado de Medeski.

Seguro que Medeski es el líder del grupo, todo el rato Martin & Wood estaban pendientes de sus miradas para iniciar y terminar cada tema musical, pero lo que son sólos como músicos lo son más en el grupo, y pude constatar lo que me imaginaba, lo que se escucha en los discos no es ni una fracción ínfima de lo que ocurre en el escenario, en el que además soy parte del instrumento, porque la improvisación tiene esa caracterítica, este concierto es único e irrepetible.

Y salen, como si no hubieran hecho nada todo el rato desaparecen raudos, y el público los ovaciona, y vuelven. Yo ya estoy satisfecho, los vi, y disfruté. Lo mejor del año, U2 fue bueno, pero esto fue demasiado. Quedará en mi retina y en mi memoria y podré decirles a todos durante mi vida que una vez vi a 3 genios: Medeski, Martin & Wood, en la cúspide de su carrera tocando en el Teatro Oriente de Santiago, ahí en Pedro de Valdivia, a una caminata corta de mi casa.

Y me viene a la memoria el flaco Kelly, ¡ qué bien lo habría pasado !

2 comentarios:

Alex W. Levine dijo...

sorry, el comentario anterior no es Joe Lovano, eS Joey DeFrancesco quien toca el hammond.

Saludos

Alex.-

Oscar Casali Fuentes dijo...

El concierto fue espectacular...una verdadera muestra de lo mejor del acid jazz actual. Estos tipos están realmente adelantados del resto. Por otro lado, nunca había visto en un concierto un público reclamando el segundo bis por más de 15 minutos y que éste se cumpliera (además con tremendo temazo)...sólo MMW generó tanto fervor.

Saludos
Oscar

PD: te divisé por la platea pero no pude acercarme a saludarte.